lunes, 7 de abril de 2014

domingo, 6 de abril de 2014

Guerra, compromiso, y solidaridad.



Imágenes antiguas del convento-hospital de los Marianistas, en Arenas de San Pedro


Mis abuelos maternos fueron trabajadores infatigables.
Mi abuelo, Román Jerónimo,con su permiso de conducir en regla, obtuvo la segunda licencia de conductor de taxis y camiones de Arenas. Con estos permisos desempeñó el cargo de chofer para los Marianistas , que por entonces era un hospital para tuberculosos.
Las excelentes condiciones de este magnífico edificio, situado entre pinares frondosos, muy soleado, y situado a 3 km del pueblo más cercano, le hacían un sitio ideal para luchar por el restablecimiento de la salud; y también para ocultarse. Había enfermos que eran personas muy cultas, y con ideologías comprometidas. Lógicamente, estando en guerra, los enfermos que venían a recibir tratamiento eran personas pudientes económicamente, y muchos eran médicos prestigiosos. Profesionales que estaban enfermos y a la vez que sanaban ellos, se encargaban de los demás compañeros. En la terraza que veis en la imagen, los enfermos tomaban el tan beneficioso sol de primera hora de la mañana.
Los tuberculosos debían tomar alimentos frescos, sanos, y ricos en proteínas. Para adquirir estos alimentos, estaba mi abuelo, que era el único conductor autorizado a subir, diariamente, a Ávila capital.
Para subir de Arenas a Ávila, hay que pasar dos puertos de montaña, El Puerto del Pico, y Menga. Son 80 km llenos de curvas y nevados todo el invierno. Aún hoy es pesado el trayecto, imaginaos como sería en la época de la que os hablo, 1937, y España en guerra (en guerra incivil).
En la distancia que recorría diariamente, pasaba por zonas de ambos bandos: Los Republicanos y los Nacionales. Era muy arriesgado y difícil pasar de una zona a otra, pero a Román le dejaban. Era un gran hombre que se llevaba bien con todo ser humano, fuese de la ideología que fuese. Ese fue su salvoconducto para seguir vivo, el respeto profundo por todo ser humano.

Mi abuela era la persona de confianza de las monjas que llevaban este centro.Era tan querida, y de confianza, que en ese tiempo de graves carencias ella tenía llave y libertad en la despensa. Por sus excelentes dotes de cocinera, se encargaba de los menús, y tenía todos privilegios dignos de su persona y de su ayuda.. Todos vivían en este edificio, y también mis abuelos por un tiempo. Más tarde,se trasladarían a Arenas de San Pedro, (a 6 km del sanatorio) aunque mi abuelo continuó su trabajo y compromiso con su tarea de ayuda
Hay mil curiosidades y peligros de todo tipo, de este tiempo, que a mí me contó mi abuelo de primera mano y con todo detalle, y que os iré contando en otras entradas. Hay experiencias, que realmente erizan el vello, y parecen increíbles, pero había guerra, y en tiempo de guerra todo es incierto.
(Continúa...)

Duna.

sábado, 5 de abril de 2014

Añorar

Advertimos que somos la reina de su cuento, cuando añoramos ser la princesa de su vida

Duna.

miércoles, 2 de abril de 2014

saber de ...

Preferir saber de otros antes que de uno mismo.
Será la facilidad de lo evidente de los demás o
el miedo a lo desconocido de uno.

Pero cuando el otro necesita ayuda,
a pesar de saber tanto o más que el de su necesidad,
nos comportamos como espectadores líticos, que solo miran.

Nishe by Muse on Grooveshark

sábado, 29 de marzo de 2014

sobrenatural





Advertimos lo sobrenatural cuando algo sobrepasa nuestros conocimientos.




¿Orgullo o dignidad?

En mano ajena aprendí los trazos,
y de vientres ajenos tomé la vida. 
Duna.

Allá por los años 50, mi padre conseguía trabajo para aquellos que querían y necesitaban trabajar. Les conseguía trabajo digno, dentro y fuera de España. Eran personas que se marchaban con un puesto asegurado, un domicilio, una asistencia sanitaria, y todo solucionado. Entre estas personas a las que mi padre ayudó, quiero destacar a Manuel Aznar, insigne pintor y escultor de mi pueblo, Arenas de San Pedro.
Manuel, trabajaba en una fábrica, en Alemania,  y con su sueldo se pagaba las clases de pintura. Fue un gran artista y muy querido por su pueblo. Fue una persona íntegra y digna, en todos los sentidos de la palabra. Un grande.

Hace poco, hablando con un poeta, constaté hasta que punto hemos cambiado; hasta que punto el ser humano se ha hecho "exquisito" en el peor sentido de la palabra.
Este poeta me dijo que no le llegaba el sueldo para pagar la hipoteca de su casa, y vivir. Me dijo, incluso, que ese mes le faltaban 400 euros para poder pagar. La frase "yo sería feliz este mes con 400 euros" se me quedó grabada en la cabeza.
Tras pensar en mandarle esos euros que necesitaba, y yo tenía, deduje que esa no era la solución a su problema. Con eso, iba a solucionarle la angustia de ese mes, pero no la de su vida. Se me ocurrió proponerle un trabajo en una fábrica, y su vida en un pueblo, no en Madrid.
Me respondió, textualmente, : "¿Me ves a mí trabajando en una fábrica, y teniendo un huerto, y un perro?"
Le dije: "Te veo haciendo cualquier cosa que quieras hacer"

Con su respuesta me dijo todo. Me dio pie a pensar en cuanto se ha deteriorado el ser humano, que ni por necesidad es capaz de volar.
¿Dónde ha quedado la dignidad personal? No la que nos pueda dar o quitar un gobierno, sino la que nosotros tenemos, porque somos capaces y queremos.

Aquí podéis disfrutar de la grandísima obra de Manuel Aznar, y ver su figura.

https://www.google.es/search?q=manuel+aznar+pintor&tbm=isch&tbo=u&source=univ&sa=X&ei=PMM2U8XnEOSH4gTV8YCIAw&sqi=2&ved=0CDAQsAQ&biw=1366&bih=600
Duna.

viernes, 28 de marzo de 2014

miércoles, 26 de marzo de 2014